domingo, 24 de agosto de 2014

Diálogos de Pancracio 55- Militares en Habana

DIÁLOGOS DE PANCRACIO 55- MILITARES EN LA HABANA
Pancracio.- Como te parece la bulla que hacen los Uribistas por la visita de militares activos a la mesa de negociación en Cuba.
Juan Gárgaras.- Eso me suena a politiquería barata.
Pancracio.- Fíjate que los miembros del llamado “Centro Democrático”, repiten como loros lo que trina el jefe, por ejemplo: que es humillante que los militares activos se entrevisten con los jefes guerrilleros.
Juan Gárgaras.- Hermano, eso si es una soberana tontería, si puede dialogar el Jefe de Estado que al mismo tiempo es jefe de las fuerzas armadas, cual es la razón para que los subalternos no puedan exponer sus puntos de vista en  el conflicto?.
Pancracio.- Pues si, solamente un miope sectario no puede ver lo que todo el mundo ve. Mira que esas viejas privilegiadas que escriben en el tiempo, Salud Hernández y María Isabel Rueda, argumentan que los combatientes del ejército y la Policía, que arriesgan todo el tiempo sus vidas, que conocen al enemigo, no pueden aportar sus conocimientos, pero no dicen nada de que los ex comandantes del ejército, Moral Rangel, y de la Policía Nacional, Roso José Serrano, quienes patrióticamente, sin egoísmos,  contribuyen con sus valiosas ideas al fin del conflicto.
Juan Gárgaras.- Es que los argumentos de esas señoras encopetadas para desacreditar la participación de los miembros de la fuerza pública, son falaces, se nota que no conocen la historia. Lo primero que tienen que leer es el final de la guerra de independencia de nuestra patria, que se acordó entre dos militares activos, Simón Bolívar  y Pablo Morillo; igual sucedió con  el fin de la segunda guerra mundial  donde se involucraron activamente los generales Marchal y Mac Arthur, quienes dirigieron las operaciones contra los Nazis, y así ha sido en todos los conflictos armados.
Pancracio.- Y entonces porqué esa inquina contra el proceso de paz?
Juan Gárgaras.- Ahora con lo que está diciendo el Hacker Sepulveda, no me queda la menor duda de que Zurriaga y todos sus amigotes, hoy parlamentarios, basaron toda su estrategia política en desacreditar el proceso de paz, y de paso llevarse en los cachos al mismísimo Presidente de la República.
Pancracio.- Pueden más las malsanas ambiciones que albergan en sus egos, que la suerte del País.
Juan Gárgaras.- Así es, compadre.


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