Laudato
si- (Alabado seas). Papa Francisco
13.
El desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir
a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral,
pues sabemos que las cosas pueden cambiar. El Creador no nos abandona, nunca
hizo marcha atrás en su proyecto de amor, no se arrepiente de habernos creado.
14.
Hago una invitación urgente a un nuevo diálogo sobre el modo como estamos
construyendo el futuro del planeta. Necesitamos una conversación que nos una a
todos, porque el desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos
interesan y nos impactan a todos.
20. Existen formas de
contaminación que afectan cotidianamente a las personas. La exposición a los contaminantes
atmosféricos produce un amplio espectro de efectos sobre la salud,
especialmente de los más pobres, provocando millones de muertes prematuras. Se
enferman, por ejemplo, a causa de la inhalación de elevados niveles de humo que
procede de los combustibles que utilizan para cocinar o para calentarse. A ello
se suma la contaminación que afecta a todos, debida al transporte, al humo de
la industria, a los depósitos de sustancias que contribuyen a la acidificación
del suelo y del agua, a los fertilizantes, insecticidas, fungicidas,
controladores de malezas y agrotóxicos en general. La tecnología que, ligada a
las finanzas, pretende ser la única solución de los problemas, de hecho suele
ser incapaz de ver el misterio de las múltiples relaciones que existen entre
las cosas, y por eso a veces resuelve un problema creando otros.
21. Hay que
considerar también la contaminación producida por los residuos, incluyendo los
desechos peligrosos presentes en distintos ambientes. Se producen cientos de
millones de toneladas de residuos por año, muchos de ellos no biodegradables:
residuos domiciliarios y comerciales, residuos de demolición, residuos
clínicos, electrónicos e industriales, residuos altamente tóxicos y
radioactivos. La tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un
inmenso depósito de porquería.
23.
El clima es un bien común, de todos y para todos. A nivel global, es un sistema
complejo relacionado con muchas condiciones esenciales para la vida humana. Hay
un consenso científico muy consistente que indica que nos encontramos ante un
preocupante calentamiento del sistema climático.
24. A su vez, el
calentamiento tiene efectos sobre el ciclo del carbono. Crea un círculo vicioso
que agrava aún más la situación, y que afectará la disponibilidad de recursos
imprescindibles como el agua potable, la energía y la producción agrícola de
las zonas más cálidas, y provocará la extinción de parte de la biodiversidad
del planeta.
25. El cambio
climático es un problema global con graves dimensiones ambientales, sociales,
económicas, distributivas y políticas, y plantea uno de los principales
desafíos actuales para la humanidad. Los peores impactos probablemente recaerán
en las próximas décadas sobre los países en desarrollo. Muchos pobres viven en
lugares particularmente afectados por fenómenos relacionados con el
calentamiento, y sus medios de subsistencia dependen fuertemente de las
reservas naturales y de los servicios ecosistémicos, como la agricultura, la
pesca y los recursos forestales. No tienen otras actividades financieras y
otros recursos que les permitan adaptarse a los impactos climáticos o hacer
frente a situaciones catastróficas, y poseen poco acceso a servicios sociales y
a protección. Por ejemplo, los cambios del clima originan migraciones de
animales y vegetales que no siempre pueden adaptarse, y esto a su vez afecta
los recursos productivos de los más pobres, quienes también se ven obligados a
migrar con gran incertidumbre por el futuro de sus vidas y de sus hijos.
III. Pérdida de
biodiversidad
32. Los recursos
de la tierra también están siendo depredados a causa de formas inmediatistas de
entender la economía y la actividad comercial y productiva. La pérdida de
selvas y bosques implica al mismo tiempo la pérdida de especies que podrían
significar en el futuro recursos sumamente importantes, no sólo para la
alimentación, sino también para la curación de enfermedades y para múltiples
servicios.
36.
El cuidado de los ecosistemas supone una mirada que vaya más allá de lo
inmediato, porque cuando sólo se busca un rédito económico rápido y fácil, a
nadie le interesa realmente su preservación. Pero el costo de los daños que se
ocasionan por el descuido egoísta es muchísimo más alto que el beneficio
económico que se pueda obtener.
41.
Adentrándonos en los mares tropicales y subtropicales, encontramos las barreras
de coral, que equivalen a las grandes selvas de la tierra, porque hospedan
aproximadamente un millón de especies, incluyendo peces, cangrejos, moluscos,
esponjas, algas, etc. Muchas de las barreras de coral del mundo hoy ya son
estériles o están en un continuo estado de declinación: «¿Quién ha convertido
el maravilloso mundo marino en cementerios subacuáticos despojados de vida y de
color?»[25]
48. El ambiente
humano y el ambiente natural se degradan juntos, y no podremos afrontar
adecuadamente la degradación ambiental si no prestamos atención a causas que
tienen que ver con la degradación humana y social. De hecho, el deterioro del
ambiente y el de la sociedad afectan de un modo especial a los más débiles del
planeta:
50.
En lugar de resolver los problemas de los pobres y de pensar en un mundo
diferente, algunos atinan sólo a proponer una reducción de la natalidad. No
faltan presiones internacionales a los países en desarrollo, condicionando
ayudas económicas a ciertas políticas de «salud reproductiva».
103. La tecno
ciencia bien orientada no sólo puede producir cosas realmente valiosas para
mejorar la calidad de vida del ser humano, desde objetos domésticos útiles
hasta grandes medios de transporte, puentes, edificios, lugares públicos.
104. Pero no
podemos ignorar que la energía nuclear, la biotecnología, la informática, el
conocimiento de nuestro propio ADN y otras capacidades que hemos adquirido nos
dan un tremendo poder.
108.
No puede pensarse que sea posible sostener otro paradigma cultural y servirse
de la técnica como de un mero instrumento, porque hoy el paradigma tecnocrático
se ha vuelto tan dominante que es muy difícil prescindir de sus recursos, y más
difícil todavía es utilizarlos sin ser dominados por su lógica. Se volvió
contracultural elegir un estilo de vida con objetivos que puedan ser al menos
en parte independientes de la técnica, de sus costos y de su poder globalizador
y masificador. De hecho, la técnica tiene una inclinación a buscar que nada
quede fuera de su férrea lógica, y «el hombre que posee la técnica sabe que, en
el fondo, esta no se dirige ni a la utilidad ni al bienestar, sino al dominio;
el dominio, en el sentido más extremo de la palabra»[87].
109.
El paradigma tecnocrático también tiende a ejercer su dominio sobre la economía
y la política. La economía asume todo desarrollo tecnológico en función del
rédito, sin prestar atención a eventuales consecuencias negativas para el ser
humano. Las finanzas ahogan a la economía real.
III. Crisis y
consecuencias del antropocentrismo moderno
115. El
antropocentrismo moderno, paradójicamente, ha terminado colocando la razón
técnica sobre la realidad, porque este ser humano «ni siente la naturaleza como
norma válida, ni menos aún como refugio viviente. La ve sin hacer hipótesis,
prácticamente, como lugar y objeto de una tarea en la que se encierra todo, siéndole
indiferente lo que con ello suceda»
117.
La falta de preocupación por medir el daño a la naturaleza y el impacto
ambiental de las decisiones es sólo el reflejo muy visible de un desinterés por
reconocer el mensaje que la naturaleza lleva inscrito en sus mismas
estructuras.
El relativismo práctico
122. Un
antropocentrismo desviado da lugar a un estilo de vida desviado. En la
Exhortación apostólica Evangelii gaudium me referí al relativismo práctico
que caracteriza nuestra época, y que es «todavía más peligroso que el
doctrinal»[99].
Cuando el ser humano se coloca a sí mismo en el centro, termina dando prioridad
absoluta a sus conveniencias circunstanciales, y todo lo demás se vuelve
relativo.
123. La cultura del
relativismo es la misma patología que empuja a una persona a aprovecharse de
otra y a tratarla como mero objeto, obligándola a trabajos forzados, o
convirtiéndola en esclava a causa de una deuda.
125.
Si intentamos pensar cuáles son las relaciones adecuadas del ser humano con el
mundo que lo rodea, emerge la necesidad de una correcta concepción del trabajo
porque, si hablamos sobre la relación del ser humano con las cosas, aparece la
pregunta por el sentido y la finalidad de la acción humana sobre la realidad.
129.
Para que siga siendo posible dar empleo, es imperioso promover una economía que
favorezca la diversidad productiva y la creatividad empresarial. Por ejemplo,
hay una gran variedad de sistemas alimentarios campesinos y de pequeña escala
que sigue alimentando a la mayor parte de la población mundial, utilizando una
baja proporción del territorio y del agua, y produciendo menos residuos, sea en
pequeñas parcelas agrícolas, huertas, caza y recolección silvestre o pesca
artesanal. Las economías de escala, especialmente en el sector agrícola,
terminan forzando a los pequeños agricultores a vender sus tierras o a
abandonar sus cultivos tradicionales.
I. Ecología ambiental,
económica y social
138. La ecología
estudia las relaciones entre los organismos vivientes y el ambiente donde se
desarrollan. También exige sentarse a pensar y a discutir acerca de las
condiciones de vida y de supervivencia de una sociedad, con la honestidad para
poner en duda modelos de desarrollo, producción y consumo. No está de más
insistir en que todo está conectado.
139. Cuando se
habla de «medio ambiente», se indica particularmente una relación, la que
existe entre la naturaleza y la sociedad que la habita. Esto nos impide
entender la naturaleza como algo separado de nosotros o como un mero marco de
nuestra vida.
II. Ecología cultural
143. Junto con
el patrimonio natural, hay un patrimonio histórico, artístico y cultural,
igualmente amenazado. Es parte de la identidad común de un lugar y una base
para construir una ciudad habitable. No se trata de destruir y de crear nuevas
ciudades supuestamente más ecológicas, donde no siempre se vuelve deseable
vivir. Hace falta incorporar la historia, la cultura y la arquitectura de un
lugar, manteniendo su identidad original. Por eso, la ecología también supone
el cuidado de las riquezas culturales de la humanidad en su sentido más amplio.
144.
La visión consumista del ser humano, alentada por los engranajes de la actual
economía globalizada, tiende a homogeneizar las culturas y a debilitar la
inmensa variedad cultural, que es un tesoro de la humanidad.
III. Ecología de la vida
cotidiana
147. Para que
pueda hablarse de un auténtico desarrollo, habrá que asegurar que se produzca
una mejora integral en la calidad de vida humana, y esto implica analizar el
espacio donde transcurre la existencia de las personas. Los escenarios que nos
rodean influyen en nuestro modo de ver la vida, de sentir y de actuar.
149. También es
cierto que la carencia extrema que se vive en algunos ambientes que no poseen
armonía, amplitud y posibilidades de integración facilita la aparición de
comportamientos inhumanos y la manipulación de las personas por parte de
organizaciones criminales.
150. Dada la
interrelación entre el espacio y la conducta humana, quienes diseñan edificios,
barrios, espacios públicos y ciudades necesitan del aporte de diversas
disciplinas que permitan entender los procesos, el simbolismo y los
comportamientos de las personas.
152. La falta de
viviendas es grave en muchas partes del mundo, tanto en las zonas rurales como
en las grandes ciudades, porque los presupuestos estatales sólo suelen cubrir una
pequeña parte de la demanda. No sólo los pobres, sino una gran parte de la
sociedad sufre serias dificultades para acceder a una vivienda propia. La
posesión de una vivienda tiene mucho que ver con la dignidad de las personas y
con el desarrollo de las familias. Es una cuestión central de la ecología
humana.
153. La calidad de vida en
las ciudades tiene mucho que ver con el transporte, que suele ser causa de
grandes sufrimientos para los habitantes. Muchos especialistas coinciden en la
necesidad de priorizar el transporte público. Pero algunas medidas necesarias
difícilmente serán pacíficamente aceptadas por la sociedad sin una mejora
sustancial de ese transporte, que en muchas ciudades significa un trato indigno
a las personas debido a la aglomeración, a la incomodidad o a la baja
frecuencia de los servicios y a la inseguridad.
154. El
reconocimiento de la dignidad peculiar del ser humano muchas veces contrasta
con la vida caótica que deben llevar las personas en nuestras ciudades.
159. La noción
de bien común incorpora también a las generaciones futuras. Las crisis
económicas internacionales han mostrado con crudeza los efectos dañinos que
trae aparejado el desconocimiento de un destino común, del cual no pueden ser
excluidos quienes vienen detrás de nosotros.
172.
Los países pobres necesitan tener como prioridad la erradicación de la miseria
y el desarrollo social de sus habitantes, aunque deban analizar el nivel
escandaloso de consumo de algunos sectores privilegiados de su población y
controlar mejor la corrupción.
178.
El drama del inmediatismo político, sostenido también por poblaciones
consumistas, provoca la necesidad de producir crecimiento a corto plazo.
Respondiendo a intereses electorales, los gobiernos no se exponen fácilmente a
irritar a la población con medidas que puedan afectar al nivel de consumo o
poner en riesgo inversiones extranjeras.
180.
No se puede pensar en recetas uniformes, porque hay problemas y límites
específicos de cada país o región.
183.
Un estudio del impacto ambiental no debería ser posterior a la elaboración de
un proyecto productivo o de cualquier política, plan o programa a
desarrollarse. Tiene que insertarse desde el principio y elaborarse de modo
interdisciplinario, transparente e independiente de toda presión económica o
política.
IV. Política y economía en
diálogo para la plenitud humana
189. La política
no debe someterse a la economía y ésta no debe someterse a los dictámenes y al
paradigma eficientista de la tecnocracia.
192.
Por ejemplo, un camino de desarrollo productivo más creativo y mejor orientado
podría corregir el hecho de que haya una inversión tecnológica excesiva para el
consumo y poca para resolver problemas pendientes de la humanidad; podría
generar formas inteligentes y rentables de reutilización, refuncionalización y
reciclado; podría mejorar la eficiencia energética de las ciudades.
194.
Para que surjan nuevos modelos de progreso, necesitamos «cambiar el modelo de
desarrollo global»[136], lo cual implica reflexionar responsablemente
«sobre el sentido de la economía y su finalidad, para corregir sus disfunciones
y distorsiones»[137]. No basta conciliar, en un término medio, el
cuidado de la naturaleza con la renta financiera, o la preservación del
ambiente con el progreso.
195.
El principio de maximización de la ganancia, que tiende a aislarse de toda otra
consideración, es una distorsión conceptual de la economía: si aumenta la
producción, interesa poco que se produzca a costa de los recursos futuros o de
la salud del ambiente; si la tala de un bosque aumenta la producción, nadie
mide en ese cálculo la pérdida que implica desertificar un territorio, dañar la
biodiversidad o aumentar la contaminación. Es decir, las empresas obtienen ganancias
calculando y pagando una parte ínfima de los costos.
197.
Necesitamos una política que piense con visión amplia, y que lleve adelante un
replanteo integral, incorporando en un diálogo interdisciplinario los diversos
aspectos de la crisis.
I. Apostar por otro estilo
de vida
203. Dado que el
mercado tiende a crear un mecanismo consumista compulsivo para colocar sus
productos, las personas terminan sumergidas en la vorágine de las compras y los
gastos innecesarios. El consumismo obsesivo es el reflejo subjetivo del
paradigma tecno económico.
205. Sin
embargo, no todo está perdido, porque los seres humanos, capaces de degradarse
hasta el extremo, también pueden sobreponerse, volver a optar por el bien y
regenerarse, más allá de todos los condicionamientos mentales y sociales que
les impongan.
206. Un cambio
en los estilos de vida podría llegar a ejercer una sana presión sobre los que
tienen poder político, económico y social. Es lo que ocurre cuando los
movimientos de consumidores logran que dejen de adquirirse ciertos productos y
así se vuelven efectivos para modificar el comportamiento de las empresas.
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