miércoles, 26 de noviembre de 2014

DESDE MI TRINCHERA
POR ADOLFO LEÓN OLIVEROS TASCON
LIBERACIONES Y SU SIGNIFICADO
A raíz de la entrega de los soldados profesionales Paulo César Rivera Tapela y Jhonatan Andrés Días Franco, ocurrida en Arauca el día 25 de noviembre de 2014, y la segura liberación del general Álzate y su comitiva, han surgido una serie de comentarios de personajes  que opinan sobre lo divino y lo humano, encarnados como portadores de la opinión pública, tendientes a desacreditar el gesto humanitario del grupo subversivo y el reconocimiento positivo realizado por el Presidente de la república, doctor Juan Manuel Santos.
En primer lugar tenemos que recordar que las FARC y el Estado Colombiano, acordaron llevar a cabo las conversaciones de paz en la Habana, sin que se pactara tregua alguna, por el contrario, tanto el ejército Nacional  como los sediciosos han continuado el feroz enfrentamiento, causándose bajas entre los bandos, que obviamente causan repudio ante la sociedad. Por los antecedentes del proceso actual, especialmente por el Caguan, no fue posible que se conviniera un armisticio, a todas luces entendibles, sin embargo hoy, ante el avance de los diálogos, sería conveniente que el gobierno y la guerrilla reconsideraran dicha posición.
Para rescatar algo bueno de este penoso episodio, pienso que el gobierno debería de socializar el significado de concretar la paz con la Farc, con cifras concretas, indicando que gana cada uno de los habitantes con el proceso, para lograr que a los todos los colombianos, incluyendo a los opositores, les duela cualquier hecho que pueda afectarlo. Por ejemplo, cuántos recursos destinados para la guerra quedan libres para invertirlos en apoyo directo a los campesinos (en maquinaria, semillas, insumos, capacitación, asesoría técnica, etc.); cuantos en posibilidades de educación superior para la gentes de menores recursos (incluyendo manutención); cuantos para recuperar los hospitales públicos quebrados y para elevar el nivel atención en los pequeños municipios, como por ejemplo en Bolívar- Valle, donde no existen aparatos para tomas radiografías, tampoco una sala de cirugía.
En este orden de ideas, el Gobierno tiene la obligación de salir a  explicar a todas las personas cuales son los beneficios de la paz, en un idioma sencillo, que lo entienda cualquiera, independientemente de su nivel académico, para que todos salgan a defenderlo, en el entendido de que nadie pelea por cosas que le son ajenas.

No se puede invitar al pueblo a que vote favorablemente un referéndum por la paz, sin conocer que gana y que pierde. Esta labor no se le puede dejar a fríos tecnócratas, escudados en pomposas oficinas de la capital del país, necesitamos gente de carne y hueso que se unte.

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