DESDE MI TRINCHERA
POR ADOLFO LEÓN OLIVEROS
TASCON
LIBERACIONES
Y SU SIGNIFICADO
A raíz de la entrega de los soldados
profesionales Paulo César Rivera Tapela y Jhonatan
Andrés Días Franco, ocurrida en Arauca el día 25 de noviembre de 2014, y
la segura liberación del general Álzate y su comitiva, han surgido una serie de
comentarios de personajes que opinan
sobre lo divino y lo humano, encarnados como portadores de la opinión pública,
tendientes a desacreditar el gesto humanitario del grupo subversivo y el
reconocimiento positivo realizado por el Presidente de la república, doctor
Juan Manuel Santos.
En primer lugar
tenemos que recordar que las FARC y el Estado Colombiano, acordaron llevar a
cabo las conversaciones de paz en la Habana, sin que se pactara tregua alguna,
por el contrario, tanto el ejército Nacional como los sediciosos han continuado el feroz
enfrentamiento, causándose bajas entre los bandos, que obviamente causan
repudio ante la sociedad. Por los antecedentes del proceso actual,
especialmente por el Caguan, no fue posible que se conviniera un armisticio, a todas
luces entendibles, sin embargo hoy, ante el avance de los diálogos, sería
conveniente que el gobierno y la guerrilla reconsideraran dicha posición.
Para rescatar algo
bueno de este penoso episodio, pienso que el gobierno debería de socializar el
significado de concretar la paz con la Farc, con cifras concretas, indicando
que gana cada uno de los habitantes con el proceso, para lograr que a los todos
los colombianos, incluyendo a los opositores, les duela cualquier hecho que
pueda afectarlo. Por ejemplo, cuántos recursos destinados para la guerra quedan
libres para invertirlos en apoyo directo a los campesinos (en maquinaria,
semillas, insumos, capacitación, asesoría técnica, etc.); cuantos en
posibilidades de educación superior para la gentes de menores recursos
(incluyendo manutención); cuantos para recuperar los hospitales públicos quebrados
y para elevar el nivel atención en los pequeños municipios, como por ejemplo en
Bolívar- Valle, donde no existen aparatos para tomas radiografías, tampoco una
sala de cirugía.
En este orden de
ideas, el Gobierno tiene la obligación de salir a explicar a todas las personas cuales son los
beneficios de la paz, en un idioma sencillo, que lo entienda cualquiera,
independientemente de su nivel académico, para que todos salgan a defenderlo,
en el entendido de que nadie pelea por cosas que le son ajenas.
No se puede
invitar al pueblo a que vote favorablemente un referéndum por la paz, sin
conocer que gana y que pierde. Esta labor no se le puede dejar a fríos tecnócratas,
escudados en pomposas oficinas de la capital del país, necesitamos gente de
carne y hueso que se unte.